La Economía Circular como potente (¡y barata!) contribución a la mitigación del cambio climático - Documento digno de confianza

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GHG emissions reductions from 4 energy-intensive sectors under an ambitious Circular Economy scenario for the EU

¿Cuál sería la forma más barata, rápida y eficaz de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de las industrias que consumen mucha energía (acero, plásticos, cemento y aluminio), que son muy difíciles de reducir? Esta es una cuestión importante de cara a la COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará en Belém (Brasil), en la que todos los países debatirán sus vías para alcanzar las emisiones netas cero (o, al menos, eso se supone, según el Acuerdo de París). La respuesta bien podría ser la Economía Circular, como se demuestra de forma convincente en este documento digno de confianza que la Cooperativa CosmoPolítica ha traducido y comparte en siete idiomas: Material Economics (2018) La economía circular. Una fuerza poderosa para la mitigación del cambio climático (idioma original: inglés).

Este informe investiga cómo una economía más circular puede contribuir a reducir las emisiones de CO2. Explora una amplia gama de oportunidades para los cuatro materiales más importantes en términos de emisiones, a saber, acero, plásticos, aluminio y cemento, y dos grandes segmentos de uso de estos materiales, turismos y edificios.

Una economía más circular reduce el consumo de materiales vírgenes mediante:

  • reducir los flujos de materiales: compartir productos, reducir el tamaño de los productos;
  • ralentizar los flujos de materiales a través de la economía: fabricar productos que duren más tiempo, se mantengan, se reparen, se reutilicen y se remanufacturen;
  • cerrar los flujos de materiales: garantizar que los materiales contenidos en los residuos se reciclen y reutilicen con una pérdida mínima de rendimiento y características técnicas en los nuevos productos.

La conclusión clave es que una economía más circular puede reducir considerablemente las emisiones de la industria pesada: en un escenario ambicioso, hasta 296 millones de toneladas de CO2 al año en la UE para 2050, de un total de 530 Mt, y unos 3 600 millones de toneladas al año a nivel mundial. Por lo tanto, un mejor uso de los materiales que ya existen en la economía puede llevar a la industria de la UE a mitad de camino hacia las emisiones netas cero. Además, hacerlo suele ser económicamente atractivo. Por lo tanto, las iniciativas para una economía más circular merecen ocupar un lugar central en la política climática e industrial de la UE.

¿Qué nos pareció interesante en este documento?

Este informe ha sido un hito en la política climática de la Unión Europea, y sigue siendo totalmente relevante siete años después de su publicación. Demuestra y explica con gran claridad por qué la economía circular, es decir, todas las medidas destinadas a reducir el consumo de materiales vírgenes en la economía, puede contribuir a la reducción de las emisiones de CO2 de cuatro grandes industrias intensivas en energía y emisiones de CO2 que los fabrican.

Además, el informe cuantifica las reducciones de emisiones de CO2 que pueden derivarse de una reducción en el uso de materiales vírgenes. Esta reducción es considerable, ya que la fabricación de metales (acero, aluminio), materiales (cemento) o productos químicos (los monómeros que son precursores de los plásticos) básicos vírgenes es un proceso que, por su propia naturaleza, consume energía y/o genera dióxido de carbono (debido a las características físicas de la reacción química subyacente). Evitar el uso de metales, materiales o productos químicos básicos, o sustituir los materiales vírgenes por materiales reciclados, permite ahorrar cantidades considerables de emisiones de CO2. Este documento fue el primero en realizar este ejercicio y en consolidar los resultados a escala de la Unión Europea.

Por lo tanto, el informe justifica plenamente una política ambiciosa de economía circular: las ventajas no consisten solo en el ahorro de materias primas (algunas de las cuales, como el mineral de hierro, siguen siendo bastante abundantes), sino también en la mitigación del cambio climático, y son considerables. Tras este informe, la economía circular dejó de ser una política «deseable» para convertirse en una política «imprescindible», absolutamente necesaria para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas. Por lo tanto, se trata de una política fundamental que debe defenderse en la COP30, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará en Belém (Brasil) en noviembre de 2025, y más allá.

¿Qué es lo que no nos gusta o nos decepciona de este documento?

Un aspecto importante de la economía circular que el informe no aborda es el ahorro económico que supone esta política en las inversiones necesarias para la descarbonización de los sectores. Si se reducen los flujos de metales, materiales y productos químicos básicos vírgenes, se puede reducir el tamaño de las instalaciones que los fabrican, así como el coste de descarbonizar dichas instalaciones. Esto deja margen para seguir trabajando en la cuantificación de estos ahorros. Sorprendentemente, según nuestra información, esta cuantificación no se ha realizado.